Cada vez hay más compañías privadas explorando el espacio, pero la misión de SpaceLife Origin es un tanto diferente a las demás. La startup holandesa se ha propuesto posibilitar el primer parto en el espacio, y esperan hacerlo para 2024.
Según sus planes, compartidos en un reportaje de The Atlantic, la mujer embarazada viajaría junto a un equipo médico dentro de una cápsula hasta alcanzar una altura de alrededor de 400 km sobre la Tierra. Tras dar a luz y asegurar todos los cuidados necesarios para la madre y el recién nacido regresarían a la Tierra, una expedición que esperan que dure entre 24 y 36 horas.
Posiblemente te estés preguntando por qué interesaría ascender a alguien a 400 km para dar a luz, y el motivo no es otro que el de establecer una garantía o seguro para la especie humana. Uno de los directores de la compañía, Egbert Edelbroek, confía en que, en caso de ocurrir una catástrofe en la Tierra, los seres humanos se dirigirán a otra parte del universo. Allá donde se asienten, construirán casas y formarán familias.
“Asentamientos humanos fuera de la tierra no tendría mucho sentido sin aprender cómo reproducirse en el espacio“, explicó Edelbroek a The Atlantic.
Para llevar a cabo el proyecto necesitan tres cosas: dinero, un cohete y una voluntaria. De momento, aseguran haber mantenido conversaciones con compañías espaciales privadas que podrían operar la misión. Así, Edelbroek ha visitado comunidades de preppers y survivalistas en Estados Unidos y asegura haber dado con personas dispuestas a financiarlo. Por último, también ha dado con mujeres interesadas, algunas por el mero hecho de tener un título histórica para ella y el bebé.
Es decir, SpaceLife Origin podría encontrar los medios, pero ¿realmente es viable? Primero tendrían que conseguir el consentimiento de las autoridades, y no está claro qué país lo regularía. En el espacio no hay fronteras, y lo más probable es que los involucrados en la misión – desde el fabricante de la cápsula, la compañía espacial, los médicos y la voluntaria – fueran de distintas nacionalidades.
Y luego claro está el tema de la seguridad para la madre y el bebé. Para empezar tendrían que dar con una mujer dispuesta a correr el riesgo de dar a luz en unas circunstancias en las que no se ha hecho antes, y lejos de un hospital o más personal médico. Después, los médicos también tendrían que estar dispuestos a operar en unas condiciones posiblemente peligrosas para el paciente, planteando conflictos éticos.
¿Es seguro dar a luz en el espacio?
Pero ¿estos temores por la seguridad de madre e hijo están fundadas, o simplemente sería miedo a lo desconocido? Por varios factores, un parto en el espacio podría complicarse.
Para empezar, la fuerza de gravedad se triplica durante el ascenso, y esto a su vez se triplica si el lanzamiento es fallido y tienen que aterrizar de emergencia. Se desconocen qué efectos tendría esto sobre el cuerpo de una mujer embarazada, por lo tanto no podemos decir que sea inocuo.
Luego está el segundo motivo de preocupación: la ausencia de gravedad en el espacio. Como recalcan desde the Atlantic, la mujer no podría dar paseos para calmar el dolor, luego tampoco podría aprovechar el tirón de la gravedad mientras empuja para sacar al bebé; así, dar la epidural con el paciente flotando sería todo un reto.
¿Y el bebé? ¿Sería bueno que el primer aire que respire sea el gas dentro de la cápsula? Los adultos lo aguantamos, pero poco sabemos de un recién nacido. Y por último, tanto la madre como el recién nacido tendrían que aguantar el descenso, que siempre suele ser algo turbulento y acabar en descenso en paracaídas.
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Además, el equipo directivo detrás de la misión difícilmente podrá resolver todas estas incógnitas, ya que ninguno es médico ni experto espacial. Sin embargo, están convencidos de que antes o después alguien intentará hacerlo, y prefieren ser ellos haciéndolo de una manera muy transparente.
Mientras el equipo de SpaceLife Origin intenta encargarse de esta fase de la preparación de los humanos para llevar una vida extraterrestre, hay muchos otros aspectos que resolver antes. Por ejemplo, los científicos aún investigan cómo mantener a los astronautas de la Estación Espacial Internacional saludables durante largas estancias, y la tecnología para un viaje al espacio profundo aún no es suficientemente avanzada. ¿Realmente es necesario aprender cómo dar a luz en el espacio, cuando aún ni siquiera sabemos si estamos preparados para llegar o vivir ahí?